miércoles, 4 de diciembre de 2013

AVISPA DE MAR 






La avispa de mar o medusa de caja (Chironex fleckeri) es una cubomedusa (clase Cubozoa) capaz de matar una persona mediante su contacto. Se la considera el animal más venenoso del planeta. Habita fundamentalmente las aguas australianas. 



La umbrela (cuerpo principal) es casi cuadrada, traslúcida y de color azul y verde (por lo que es muy difícil distinguirlas en el mar a menos que sea de noche, el cuerpo sí se puede distinguir porque brilla en la oscuridad). Constan de  hasta 60 tentáculos, cada uno de 3 metros de largo, con hasta 5 mil millones de aguijones microscópicos (cnidocitos) que pueden inyectar un letal veneno.




En el interior de los cnidocitos se encuentran los cnidocistos o nematocistos, que constan de varias partes (un flagelo modificado que reacciona a estímulos externos desencadenando la reacción de defensa, un filamento normalmente erizado de espinas que es lo que se clava en la víctima y un opérculo que permite la salida de éste). Cuando el nematocisto es estimulado se produce la evaginación del filamento que se clava en la piel de la víctima o depredador e inyecta el líquido venenoso contenido en la cápsula.

Habita generalmente en las aguas tropicales de Australia y otras áreas del océano Índico oriental y del Pacífico. Se han avistado especímenes en aguas de Papúa Nueva GuineaFilipinas y Vietnam, si bien se desconoce su distribución exacta.
La avispa de mar es una de las especies de medusa más avanzadas. Han desarrollado la capacidad de moverse, en lugar de simplemente flotar a la deriva, y son capaces de alcanzar los cuatro nudos por hora. Además, tienen ojos, agrupados de seis en seis, en los cuatro lados de la campana. Cada grupo incluye un par de ojos con un sofisticado sistema de lente, retina, iris y córnea, aunque los científicos no están seguros de cómo procesan lo que ven, ya que carecen de sistema nervioso central.

National Geographic
Su veneno, considerado entre los más letales del mundo, contiene toxinas que atacan al corazón, sistema nervioso y células cutáneas. Es tan insoportablemente doloroso que hay constancia de que algunas víctimas humanas han entrado en shock y se han ahogado o han muerto por fallo cardiaco incluso antes de alcanzar la orilla. Los supervivientes pueden sufrir fuertes dolores durante semanas, y a menudo les quedan importantes cicatrices en la zona de contacto con los tentáculos.

Tras unos 20 minutos se inicia el síndrome irukandji: comienza un intenso dolor en todo el cuerpo, el ritmo cardíaco se triplica, la tensión sanguínea se duplica; por lo general la muerte sobreviene tras una embolia cardíaca.
Sus síntomas se presentan también en dificultad para respirar, náuseas y vómitos, hinchazón y dolor severos, latidos cardíacos lentos y muerte del tejido cutáneo. Sin embargo, algunos animales son inmunes a la toxina, como las tortugas de mar, que se alimentan de ellas sin sufrir daño alguno. En el caso de los humanos, si el veneno penetra en el sistema sanguíneo, la muerte puede llegar a producirse en menos de tres minutos. El tratamiento tópico con vinagre de las lesiones por contacto disminuye su peligrosidad.
Según un estudio reciente de la revista National Geographic, las avispas de mar se vuelven más mortíferas con la edad. Las jóvenes, que cazan camarones, tienen veneno tan sólo en el 5% de sus células urticantes, mientras que las adultas lo tienen en el 50%, lo que les permite cazar presas más grandes.



Fuente: National Geographic

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